lunes, 24 de septiembre de 2012

El sabor del buen tango

Café Homero, el mítico recinto de tango para paladares negros, no sólo ofrece exquisitos artistas e interpretaciones sino que marida la música con la cocina... Para quienes aún no han podido disfrutar de su menú aquí detallaremos la interesante propuesta culinaria del lugar.
El plato recomendado y original de la casa son, sin dudas, sus picadas calientes gourmet que ofrecen diferentes degustaciones para todos los gustos: tortillas, tapas de salmón, pollo, jabañí, cordero, vizcacha, conejo, champignones, verduras, jamón, queso y berenjena presentadas en tostadas de pan y alfajor de masa filo. Claro que también pueden elegirse sabores clásicos: pizzas, empanadas y tostados, acompañados de excelentes aperitivos, cervezas o vinos de primera línea.
Precio aproximado por persona
Cena con bebida y café: $130
Derecho de espectáculo: $60

Luis Filipelli y su "Utopía" pasaron por Café Homero

El sábado 22 de Septiembre el cantor Luis Filipelli presentó su último material discográfico "Utopía" en Café Homero.
En "Utopía" Luis Filipelli despliega una cuidadosa selección de tangos y canciones en las que se vale de su precisa afinación y su inconfundible fraseo para relatar apasionantes historias que pintaron poetas y compositores argentinos. En el disco se destacan "Corazón no le hagas caso", "El milagro", "Invierno porteño", "La noche que te fuiste" y "Mienten", en una versión tanguera de la canción de Roque Narvaja de la que participa Juan Carlos Baglietto. También incluye dos temas folklóricos: el clásico de Atahualpa Yupanqui "El alazán" y la zamba "La silenciosa", grabada junto a uno de sus autores: Rafael Amor. Utopía se completa con tangos como "Para Eladia", "Desencanto", "Qué me querés vender" y "Ciudad de nadie"; tamizados por la magistral interpretación de este cantante que ya es un clásico del género. El disco, del que participaron Rubén "Mono" Izarrualde, Rafael Amor, Juan Carlos Baglietto, Oscar De Elía, José Araujo y Rafael Gintoli; es la quinta placa de Luis Filipelli que en 2013 cumplirá 40 años de carrera.

martes, 4 de septiembre de 2012

Septiembre en Café Homero

Viernes 07 y 14

 Sábados

CAFÉ HOMERO, el semillero del tango joven

Nota Clarín 27/08/12

Escenario de estrellas y promesas

POR EDUARDO PARISE

Hace 29 años empezó la fama del Café Homero, que sigue marcando la historia del tango.

Todo empezó en una reunión de la cooperadora de un colegio. Habían pensado en tener un lugar para reunirse, charlar, tomar algo y escuchar buena música. Lo que se conoce como una peña de amigos. Entonces, cuatro se juntaron, pusieron unos pesos y compraron el local, un viejo depósito de huevos. En aquel momento Palermo viejo no estaba de moda: era un barrio lleno de talleres, muchas casas bajas y mucho adoquinado. Cuando terminaron de armar todo, se dieron cuenta de que se les había ido la mano, vieron que el recinto daba para más y se volcaron hacia el espectáculo. Así, el 18 de agosto de 1983 (se acaban de cumplir 29 años) empezó la fama de un lugar que sigue haciendo historia: el Café Homero.
La alusión del nombre no necesita demasiadas explicaciones: es un claro homenaje a Manzi, un santiagueño que en el sur de Buenos Aires (sobre todo en Pompeya y en Boedo) encontró su “aldea” para “pintarla” en poesías y mostrarle al mundo cómo se vive, se siente, se ama, se sufre y se sueña en esta ciudad.
El arranque no fue con perfil bajo. Los primeros que estuvieron sobre ese damero de baldosas negras y blancas, aportando música y poesía, fueron Héctor Stamponi y Horacio Ferrer. Y después llegaron Las guitarras argentinas (Carlos Peralta y Ernesto Villavicencio) con el cantor Jorge Córdoba. Enseguida se sumaron José Colángelo, Néstor Marconi y un cantor joven quien, como en los años 60 lo había hecho Julio Sosa, en los 80 arrastraba a otros jóvenes hacia el tango: era cordobés y se llamaba Rubén Juárez.
Por supuesto que no fue el único de esas nuevas generaciones, porque también aportaban otros como Luis Filipelli o Gustavo Nocetti, que se entreveraban con consagrados como Raúl Lavié o Angel “El Paya” Díaz. Pero el Café Homero alcanzó la categoría de lugar legendario para la música popular cuando en 1986 empezó a presentarse Roberto Goyeneche, junto con artistas de la dimensión de Atilio Stampone, Raúl Garello, Osvaldo Berlingeri, Susana Rinaldi (la madrina del boliche), Daniel Binelli y José Ogivieki.
Hernán Genovese, "Tango a Tres Bandas", Café Homero
Y estaba Julio Pane, un monstruo del bandoneón que aún hoy sigue allí con su amigo Doble A poniéndole los ecos del eco de su “fueye“ a esas paredes cargadas de voces y sonidos. Y si se habla de ecos, hay que recordar que en aquellos tiempos, en los días de semana, empezó a cantar algunos tangos una mujer prácticamente desconocida. Tuvo tanto éxito que luego se presentaba los viernes y sábados. En la Argentina y el mundo la conocen como Adriana Varela.
Después de algunas idas y vueltas, el Café Homero está otra vez en el circuito mágico de la música de Buenos Aires. Reabierto desde el 11 de mayo último, el recinto de Cabrera 4946, volvió a poner frente al gran cortinado rojo que le sirve de marco a ese escenario al alcance de la gente, a artistas jóvenes, como ocurría hace casi tres décadas. Por eso ahora están Esteban Riera, Hernán Genovese y Jesús Hidalgo mostrando su “Tango a tres bandas”. O Noelia Moncada, una rosarina con una energía para envidiar. O Lisette, una nena cordobesa de 12 años, que canta acompañándose con su bandoneón, para remarcar aquello de que el tango es música de jóvenes, como siempre destaca el maestro Garello.
Marcado por un espíritu bohemio, en el lugar también todavía se siente la presencia de Jorge “El alemán” Göttling quien lideraba a un grupo de periodistas que solía reunirse a comer en la casa vecina de otro periodista y después, como para ponerle un broche de oro a la noche, caía al Homero (“el depósito de huevos”, como gustaba calificarlo Göttling) a despuntar el vicio de disfrutar con esa “unión de notas y palabras” que ya es Patrimonio Cultural de la Humanidad. Pero esa es otra historia.